No le des más vueltas, la respuesta es sencilla: NUNCA.
La poda es una decisión humana que responde a necesidades,
caprichos, o gustos de los humanos. Pero los árboles no la “necesitan”.
Las podas se pueden realizar por varios motivos, uno de
ellos, el más claro, es por obtener una mejor producción de fruta. En los
árboles que utilizamos en agricultura, buscamos alimento, buena producción y
salud. En ese caso hay una serie de técnicas que conviene aprender para lograr
este objetivo.
En otras ocasiones se realizan podas de formación o podas
sanitarias. Estas podas se dan en jardinería y se realizan cuando queremos
conseguir que el árbol tenga un tipo de desarrollo que a nosotros por estética
o por seguridad nos puede resultar conveniente. Estas podas se suelen hacer en
ejemplares jóvenes y no suelen causar grandes heridas ni traumas al árbol, con
lo que se recupera bastante bien de ellas. En las podas sanitarias se trata de
evitar que determinados crecimientos puedan causar futuras heridas al árbol por
roce, y también eliminan ramas secas o ramas que puedan ser peligrosas por
haber sufrido algún incidente.
Otras veces se realizan podas de reducción de copa. Estas se
suelen realizar cuando un ejemplar esta cercano al fin de su ciclo vital o ha
sufrido algún trauma o enfermedad y va secando sus ramas más altas. Su copa se
reduce para evitar accidentes y para intentar reconstruir y agrupar al árbol.
En ocasiones se reducen las copas porque el árbol es
demasiado grande para el espacio que dispone y entonces causa molestias y
perjuicios. Para evitarlos se realizan trabajos de reducción que el ejemplar no
necesitaría en otras condiciones. Todos estos gastos y molestias se habrían
evitado fácilmente habiendo sido cuidadosos en la selección de la especie a
plantar.
Lamentablemente en muchas ocasiones se recurre a la poda por
puro desconocimiento e irresponsabilidad y esto sólo genera problemas y gastos
futuros, pues muchas especies, una vez que han sido salvajemente mutilados, se
recuperan con mucha dificultad, se generan pudriciones en su estructura y
crecimientos descompensados y a menudo peligrosos que requerirán de una
continua atención y mucha inversión en su mantenimiento.
Una vez entendido que los árboles no necesitan poda, si encuentras
alguna razón para podar un árbol ya sea por tamaño o estabilidad, acuda a un
profesional de la arboricultura. Ahorrarás tiempo, dinero y el árbol lo
agradecerá.
Entre nuestros servicios realizamos labores de
arboricultura, cuidando al árbol para que sufra lo mínimo posible y manteniendo
la seguridad para que la poda no pueda ocasionar daños.
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