¿Quién dijo que los jardines solo se pueden disfrutar en primavera-verano? Lo único que cambia es el sentido que utilizamos. Mientras que en la época de calor el tacto, el olfato y la vista sienten la naturaleza. Con el frío, son estas dos últimas las que nos transmiten la paz de tener plantas en exterior.
Las plantas ornamentales son las que se cultivan con fines decorativos tanto en interior como en exterior, enriqueciendo los ambientes y dando una estética agradable (colores, aromas…) que influye de forma muy positiva en nuestro bienestar y calidad de vida. Además, su cultivo enriquece el sustento nutricional de los polinizadores.
¿Quieres conocer 5 flores de invierno que puedes tener en el jardín de tu casa en Madrid?A continuación, te contamos las características ornamentales y cuidados de esta selección de especies de invierno.
#1. Mahonia japonica
La mahonia japonés es un arbusto de hoja perenne de un verde intenso y brillante, similar al acebo. No tiene espinas y puede medir hasta 2 metros de altura. ¡Todo un porte escultural!
Su floración da unas espigas de color amarillo intenso y muy perfumadas. En el jardín, prefiere posiciones de sombra o semisombra y aunque tolera el sol, en ocasiones puede producirle quemaduras. De igual forma, las heladas tardías pueden quemar sus brotes nuevos.
Su mantenimiento es sencillo ya que tolera bien cualquier tipo de suelo y no precisa poda. ¡Importante!: si se busca eliminar crecimientos no deseados (ramas…) la poda se debe hacer en abril, una vez haya acabado el período de floración.
Es una especie muy resistente a las plagas o enfermedades, aunque de forma eventual puede ser atacada por hongos (mildiu o roya).
¿Cómo utilizarl? Su comodidad de vivir en la sombra y sus características ornamentales, la convierten en una inteligente elección para iluminar zonas sombrías del jardín.
#2. Chaenomeles japonica
Más conocida como membrillero del Japón, es un arbusto de hoja caduca que puede medir hasta 3 metros de alto, aunque suelen ser más pequeños. La hoja tiene un color verde brillante y sus flores invernales van de tonos rosa fuerte a un rojo intenso.
Tras la floración y haciendo honor a su nombre, genera unos frutos similares al membrillo que son comestibles, pero no tienen un sabor agradable. Y aunque sea una planta de invierno, puede volver a florecer en verano de una forma más suave.
En el jardín se puede utilizar como ejemplar aislado o formando grupos y gracias a sus espinas, como seto espinoso o defensivo y mejor en posiciones soleadas, aunque tolera la sombra total (en este caso su floración y fructificación serán más reducidas).
Aguanta bien todos los tipos de suelo excepto los alcalinos, que le producen clorosis. En cuanto a plagas, puede verse afectada por el pulgón, algunos ácaros y el oidio.
Necesita riego abundante en verano y escaso o nulo en invierno además de abonados en primavera y otoño.
Tiene un porte natural muy bello, por lo que no precisa podas (en caso de hacerlo, siempre en primavera después de la floración). Cuando el arbusto está muy envejecido se pueden practicar podas de rejuvenecimiento.
#3. Hamamellis mollis (avellano mágico o de bruja)
Este arbusto místico puede alcanzar hasta 3 metros de altura y florece durante varias semanas desde noviembre a febrero. Las flores invernales son vistosas, en tonos amarillos y agradablemente perfumadas.
Su imagen resulta un tanto curiosa ya que es un arbusto de hoja caduca, por lo que pierde sus hojas en otoño. Así que cuando florece, lo hace sobre el arbusto desnudo.
Es una especie muy bonita durante todo el año ya que sus hojas aparecen de nuevo después de la floración y en otoño adquieren una coloración dorada muy atractiva.
Se lleva muy bien con el clima madrileño, es muy resistente al frio y puede tolerar heladas sin que afecte a su floración. De todas formas, recomendamos acolchar las plantas jóvenes para proteger sus raíces.
En el jardín se planta en exposiciones soleadas o en semisombra, pero no en sombra total puesto que afecta a su crecimiento. No tolera suelos calcáreos y mejor plantarlo en suelos ricos y profundos. En caso de hacerlo en uno pobre, habrá que abonar y hacer enmiendas de materia orgánica.
Si se planta en un espacio amplio no precisa poda y en caso de tener que controlar su crecimiento, hacerlo tras la floración. A veces pueden nacer tallos con crecimientos débiles, los cuales se deben eliminar en primavera.
#4. Viburnum x bodnantense
El viburnum de invierno es un arbusto de hoja caduca cuya floración se produce sobre las ramas desnudas de hojas y si el invierno es suave, la floración puede durar hasta marzo.
Las flores evolucionan de un blanco-rosado hasta el rosa intenso y finalmente, dan lugar a un fruto rojo que se oscurece hasta casi el negro al madurar.
Tolera temperaturas muy bajas, aunque sus flores una vez abiertas pueden recibir daños por las heladas.
En el jardín requiere suelos frescos y moderadamente ricos en materia orgánica. Las podas (siempre tras la floración) solo se deben hacer si son necesarias para mantener el tamaño o el porte y para renovar la planta.
#5. Cornus alba ‘sibirica’ y Cornus stolonifera ‘flaviramea’
El género Cornus presenta una gran variedad de especies muy interesantes desde el punto de vista ornamental. Como especies de invierno, el cornejo siberiano o cornejo amarillo, son las mejores.
Son arbustos de hoja caduca que pueden alcanzar los 3 metros de altura. Durante el invierno permanecen desnudos y esto nos muestra su principal cualidad ornamental que las hace destacar durante la estación fría: la coloración de su corteza.
El Cornus alba, en especial la variedad ‘sibirica’ colorea sus ramas en un rojo intenso mientras que el Cornus stolonifera ‘flaviramea’ lo hace de un amarillo brillante, consiguiendo un jardín intenso e incendiario en color, contraste y calor en una estación sombría y gris.
Otras características ornamentales a destacar son la coloración otoñal de sus hojas y su floración en corimbos de color blanco durante la primavera que darán paso a unas bayas de color oscuro.
Estas plantas de invierno son de cultivo fácil. En el jardín toleran exposiciones soleadas o en semisombra, y no tienen grandes exigencias en cuanto a suelo. Necesitan riegos moderados que deben ser más abundantes si la estación viene muy seca y conviene abonarlos en primavera y otoño. Agradecen el acolchado con materia orgánica bien curada (humus de lombriz) en su entorno y hay que tener cuidado con los hongos, como la Antracnosis, Armilliaria y Phytoptora.
En primavera se pueden aplicar podas drásticas para favorecer el desarrollo de nuevos tallos, que son los que presentan el color. Sin embargo, recomendamos esperar unos años a que el ejemplar esté bien enraizado y tenga la capacidad de desarrollar buenos crecimientos.
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